¿CUANDO ES EL MOMENTO DE RENUNCIARLE A UN HOSPITAL TÓXICO?
Una ocasión me encontraba festejando con mi familia el año
nuevo, cuando de repente me llaman del hospital para decirme que la osmosis de
traslado no funcionaba con un paciente de terapia intensiva y que era necesario
que me presentara. Cabe mencionar que ese día no me tocaba la guardia y que
bien yo podría haberme negado a ir, pero entiendo bien la importancia de una
sesión de hemodiálisis y lo difícil que puede ser para un paciente con
insuficiencia no recibirla.
Llegue al hospital y efectivamente el equipo presentaba una
falla en una pastilla eléctrica y tenía que cambiarse. De inicio comenté con el
área si era posible mover al paciente a sala de hemodiálisis, cosa que negaron
porque el trasladarlo implicaba un riesgo para su salud. Por lo que resolver el
problema era vital.
Llamé al proveedor y estaba a 4 horas de distancia y la vida
del paciente dependía de las próximas 4 horas para sobrevivir. Era
indispensable resolver el problema de la pastilla eléctrica, tu sabes que no es
complicado cambiar una pastilla, el problema que hacerlo, podría desencadenar
la perdida de la garantía.
El proveedor me dio su aprobación por mensaje y dispuse
manos a la obra. Realicé el cambio de la pastilla, y realizamos las pruebas
pertinentes, el paciente pudo recibir su atención médica de forma correcta.
Sin darme cuenta ya eran las 3 de la mañana, me despedí del
personal de terapia intensiva, diciéndome solo un “gracias, luego nos vemos” y
yo camino de regreso a casa. Le reporté a mi jefe del problema, nunca
respondió, le avisé al director médico, tampoco respondió, todos estaban
ocupados con sus familias y yo era el único que había sacrificado esos momentos
que no regresan.
Ese día algo dentro de Lotso se rompió.
Yo siempre traté de ser un buen técnico biomédico, cumplir
con mis tareas, dar la mejor atención a los usuarios, dar de mi tiempo de vida
personal para resolver problemas, de los cuales, pocas veces recibí un
reconocimiento o agradecimiento. Siempre estuve en la raya y traté de nunca
fallar.
Es ahí cuando empecé a darme cuenta, que era momento de
irme, que necesitaba hacer un cambio por mucho que me doliera o mucho temor que
sintiera. Entendí que mi relación era tóxica y necesitaba salir de ese
problema.
En muchas ocasiones sacrifiqué fiestas familiares, mi
escuela, mi relación de pareja y mi salud, para cumplirle al hospital, para
siempre dar el ancho.
Entonces ¿Cuándo es momento de renunciar?
1.
Cuando no te pagan horas extras.
2.
Cuando tu salud física y mental están en riesgo
3.
Cuando pides un aumento y lo único que te dan
son más responsabilidades
4.
Cuando no respetan tu tiempo personal y tu vida
familiar
5.
Cuando no toman en cuenta tu experiencia y
opinión
6.
Cuando solo te llaman para urgencias, pero
cuando estas en urgencias, ahí no se vale.
7.
Cuando se pasan por el arco del triunfo tus
prestaciones de ley
8.
Cuando tu jefe de acosa o de hostiga
9.
Cuando cumples al pie de la letra tus
obligaciones y el hospital no respeta tus derechos
10.
Cuando te piden esforzarte más, pero no hay más
paga
11.
Cuando si hay dinero para que los dueños compren
carro nuevo, pero no hay para actualización o capacitación sobre equipamiento
médico.
Puedo decirte más cosas, pero a grandes rasgos, vete de un
lugar si sientes que por dentro estás muriendo. Corre, busca nuevos horizontes,
un hospital, una empresa, un trabajo no determina tu experiencia de vida,
siempre habrá un lugar donde si serás valorado y respetado. Todos hemos estado
en un hospital o una empresa tóxica, pero hemos sobrevivido la experiencia, tú
también puedes hacerlo.
Beto de biomédica
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