Una ocasión me encontraba en el
departamento de biomédica, cuando sonó la radio y en ella unas breves palabras:
Beto de biomédica ¿podrías pasar al área de choque? Acaba de llegar un paciente
neonatal y necesitamos que nos apoyes. ¿Paciente neonatal? ¿y yo que voy hacer
el respecto? ¿intubarlo? ¿tratarlo? Yo nada más soy el de los equipos médicos.
Me dirigí al área de choque con la mente en blanco y un poco asustado por no saber
que era lo que querían realmente.
TRABAJAR EN UN HOSPITAL NO ES PARA COBARDES
Al llegar al área de choque; ahí
estaba el paciente, un recién nacido de aproximadamente 4 meses, con dificultad
para respirar. Yo no soy médico y mis conocimientos con neonatos no es
profunda, yo he aprendido a base de preguntas muy básicas cuando me tocaba participar
en algún parto: ¿Por qué les dan oxigeno cuando nacen? ¿cuál es la importancia
de la cuna de calor radiante? ¿Cuál es el proceso de revisión del recién nacido?
Realmente no sabía que estaba haciendo ahí.
Se me acercó el médico pediatra y
me dijo: Beto, ayúdame a configurar el ventilador, ya llevo en 2 ocasiones
intentando hacer la prueba de fugas y no la paso, ¿qué podría estar haciendo
mal? Ahorita ya le vamos a indicar apoyo ventilatorio manual, pero el niño está
desaturando. Ven, acércate, necesitamos ver cual es la falla en el ventilador.
LOS MANUALES SALVAN VIDAS: CONFIGURACIÓN
MODO NEONATO, PEDIÁTRICO O ADULTO.
Hacía meses me encontraba en el
departamento de biomédica, sin nada que hacer. Ya había terminado mis labores,
ya había realizado mis revisiones y solo quedábamos mi computadora y yo; momentos
malos para una mente nada ocupada. En eso decidí leer una manual de equipo
médico y casualmente me encontré el manual de un ventilador. Me pareció algo
aburrido; ya sabes, todas esas palabras técnicas, esas explicaciones precisas y
mi falta de conocimiento del sistema ventilatorio, sumaban a los deseos para
que Dios dispusiera de mí.
Leí la introducción, ya sabes,
las medidas de seguridad para instalar el equipo, las definiciones de las partes
del ventilador, el índice de palabras importantes, las especificaciones con
respecto a ciertas normas, los diferentes módulos que lo componen, como las
funciones más importantes.
Algo que me llamó muchísimo la
atención, fue que ese modelo manejaba modos ventilatorios para 3 categorías principales:
paciente neonato, paciente pediátrico y adulto. No me hagas caso, pero eso
empezaba a tomar cierta lógica en mi aprendizaje. ¿Cuándo te hubieras imaginado que un ventilador
tenía diferentes tipos de parámetros para distintas formas de paciente? La
verdad que fue algo que me impactó muchísimo, nunca lo hubiera imaginado; en mi
universo solo existía el ventilador, con su manguera y listo para usarse.
Cuando empecé a indagar en este tipo
de configuración, comprendí un poco más la implicación de la importancia que
tiene preparar un ventilador en cada tipo de paciente y eso es algo que en
muchos hospitales ignoran: Es lógico que un paciente adulto tenga un consumo
diferente para su sistema ventilatorio que un paciente pediátrico o neonato, basta
con observar el tamaño de los pulmones y caja torácica. Puede parecer tonto,
pero esto me ayudó a resolver el problema del doctor.
Pasemos de nuevo a la historia
El VENTILADOR Y EL INGRESO DE
PACIENTE:
Estaba ahí frente al ventilador,
revisando en primera instancia la calidad de la presión que nos proporcionaba
la toma mural, verificando que ingresara entre los 40 a 80 psi. Todo era
correcto, bueno, entonces sigamos con la prueba de fugas. Le dije al doctor-
¿podría ayudarme a conectar el circuito de paciente? vamos a realizar la prueba
de fugas. En ese momento el doctor conecto el circuito de paciente y realizó un
tapón manual, esto con el objetivo de que la insuflación mantuviera la presión en
válvulas y sensores de flujo y presión constante.
La prueba no volvió a pasar.
En ese momento vino a mi mente el
capitulo 6 del manual del ventilador “uso en modo neonatal” en el cual
establecía que antes de realizar la prueba de fugas, era necesario conectar el
circuito de paciente para neonato (un circuito más pequeño en cuanto a las
mangueras y boquilla), configurar la admisión del paciente en modo neonato y
finalmente realizar la prueba de fugas. ¡San manual de los biomédicos perdidos!
Voy corriendo al almacén de biomédica y me traigo el circuito para el paciente.
Corrí con todas las fuerzas que
tenía, busqué desesperadamente el circuito de paciente neonatal y corrí de
regreso al área de choque. Conectamos el circuito, realizamos la prueba de
insuflación y fugas y finalmente el doctor ingreso los valores clínicos
ventilatorios. A veces cuando voy por la vida perdido, me acuerdo de ese acontecimiento
y me pregunto: ¿Qué habría pasado si no hubiera leído ese capítulo en específico?
¿El doctor lo habría solucionado? ¿hubiera muerto el bebé? ¿necesito conseguir
más manuales de equipo médico por si las dudas?
Bueno, nunca lo sabremos y aquí
es donde quiero romper una lanza. ¿Realmente la teoría nos sirve para la vida
práctica?
Yo pienso que sí, pero también pienso
que es nuestra obligación seguir trabajando en nuestra preparación después de
la vida académica, el problema es ese, que durante 5 años nos educaron para
entregar trabajos, pasar exámenes, pero pocas veces nos enseñaron a desarrollar
nuestra creatividad, nuestras habilidades de autoaprendizaje, la seguridad en
nosotros mismos para tomar retos y resolverlos, nuestra capacidad para trabajar
en equipo. Creo que nosotros llegamos hasta donde nuestra visión y recursos lo
permiten. Pienso que leer manuales es importante porque te dan la pauta, la
visión global de como funcionan o se rigen los principios de operación del
equipo médico y con ello proponer soluciones efectivas para quienes los operan.
El biomédico tiene la
responsabilidad de que operativamente los equipos se encuentren en condiciones mínimo
seguras para los pacientes, aunque también creo que tienen la obligación de
prepararse constantemente. Es algo que debemos inculcarnos y desarrollar como
disciplina diaria: Hacer las preguntas importantes, para resolver los problemas
comunes.
Es ahí donde tenemos un valor agregado
para el ingeniero biomédico, no nada más reparar y entregar. Hay una parte y
muy tenue línea entre la capacitación y el servicio y pienso que la primera tiene
un mayor impacto. Enseña, capacita, corrige, ejemplifica y muestra, son los
principales pilares que necesitamos para desarrollarnos de una manera óptima.
Es una cuestión de querer y obligarnos aprender cosas nuevas para nuestra caja
de herramientas.
Como te lo decía, necesitamos
desarrollar habilidades que nos hagan un diferenciador par el mercado,
habilidades como ser autodidactas, buenos comunicadores, trabajar en equipo y retroalimentarnos
constantemente. Muchas veces nosotros creemos que basta con ir a trabajar,
tomar algún curso y desarrollarnos; yo pienso que también debemos hacernos
preguntas importantes que alimenten nuestra curiosidad.
Hoy estuve haciendo un
experimento con algunos de mis compañeros de trabajo. Empezamos con una
dinámica muy sencilla, jugando un juego llamado “explícaselo a un niño de
secundaria”
El juego es muy fácil, debes
explicar el funcionamiento de cierto equipo médico, partiendo de la premisa:
Desarrollar un tema complejo, en palabras sencillas para un estudiante de
secundaria. Muchos de mis colegas dominan el conocimiento del funcionamiento de
una esterilizadora de vapor, dominan la técnica y la práctica, pero hoy se
pusieron en “jaque” cuando les pregunté:
¿Cómo le explicarían a un niño el
principio físico y eléctrico de un contactor?
Claro, ellos dominan los
conceptos complejos: que el campo magnético, que el flujo de corriente, que el
voltaje, que la temperatura, que el calibre de los cables… Bien, ahora explícalo
a un niño de primaria o secundaria. Es ahí cuando nos quedamos sin palabras
¿Por qué? Porque creemos que dominamos algo, cuando realmente lo que no dominamos
es el idioma, la creatividad y los miles de formas, que ayudan a nuestra
formación para retener el conocimiento.
¿Quieres saber si conoces y dominas
un tema? Ve a una primaria y habla sobre el sistema eléctrico del corazón,
habla sobre los principios de operación de la máquina de hemodiálisis o su
tratamiento de agua, o habla sobre un sistema de gestión. Todos estamos en un
nivel de comprensión mayor, aunque no sepamos como materializarlo en palabras
simples.
Es ahí donde necesitamos
desarrollar nuestras habilidades de comunicación, que claramente van de la mano
con nuestra curiosidad por aprendes nuevas cosas y ponernos a prueba. Yo pienso
que sería bueno que en las universidades nos desarrollaran un poco más nuestras
habilidades del habla, de la escritura y de la creatividad. Esto nos haría
personas más felices, con la capacidad de encontrar nuevas formas de hacer lo
ya establecido.
Leer, reflexionar y cuestionar lo
que sabes, es el mejor maestro, te invito a que leas muchísimo, te invito a que
reflexiones tus conocimientos y cuestiones si lo que crees que sabes es
correcto o si necesitas cambiar ciertas formas de hacer las cosas.
El secreto es en cuestionarse si
lo que hacemos nos está llevando a donde queremos estar.
Beto de biomédica
No hay comentarios.:
Publicar un comentario